La tela en blanco, el miedo de la primera página o la primera cita. El comienzo de cualquier obra genera siempre un poco de ansiedad e inseguridad. Algo nos mueve. Nos descoloca la expectativa de lo inesperado, que a lo mejor sale bien, o a lo peor sale mal. Una obra es una vida condensada: se sufre, se espera, se canta, se duerme, se anhela. Todo esta galaxia de emociones, les pasa a los chicos frente a un viaje nuevo de conocimiento.
Haciendo juego con la calesita, esta semana el asombro empezó a dar vueltas. De la mano de los chicos de 4° y los 5°, comenzamos a hacerle cosquillas de colores a las paredes. Como nos gustan las sorpresas, por ahora, les regalamos la posibilidad de que cada uno imagine su propia pintura. Y eso no es poca cosa...
