Compartimos con ustedes el discurso de Marcela Redi, Directora de Nivel Primario, leído en el acto del primer día de clases.
Hace ya catorce años que nuestra escuela intenta
año a año enriquecer sus horizontes, alimentarse de nuevos saberes, abrirse a
nuevos desafíos, desplegando su sensibilidad, su creatividad y su afectividad.
La
educación está atravesando por una profunda transformación que nos
invita a reflexionar y a pensar de manera colectiva qué niño recibimos y qué
alumno queremos formar. Creemos en nuestra propuesta pedagógica y sentimos el
acompañamiento incondicional de nuestros docentes y de las familias, pero somos
conscientes que nuestros alumnos van cambiando y también sus necesidades. Por
eso es necesario que podamos comprenderlos, escucharlos, pero a la vez, que
puedan sentir que son contenidos por adultos que los ayudan a crecer con
límites claros y constantes.
Se vienen nuevos tiempos donde la escuela debe
comenzar a escuchar, a mirar, a revisar, a preguntar, a compartir,
a transformar diferentes modos de acceder al aprendizaje. Nuestros
chicos son parte de un dispositivo social cuyas conductas también se están
modificando, la ansiedad, la falta de espera, las respuestas inmediatas, la
intolerancia conviven comúnmente entre ellos y entre nosotros. Creemos que es
responsabilidad de la escuela detenerse
y preguntarse por esta nueva realidad
social y por este nuevo niño que hoy recibimos.
Nuestra
tarea no es aferrarnos a la frase “qué distinta era antes la escuela,
los chicos y los padres” y añorar un pasado reciente que ya no está, sino
seguir trabajando en la construcción de un nuevo paradigma educativo.
Por eso sin olvidarnos de los objetivos de nuestro proyecto pedagógico
basados en la libertad, en la igualdad de oportunidades, en la aceptación de
las diferencias, en el desarrollo de actitudes críticas y reflexivas, en el
despliegue de acciones solidarias, en el descubrimiento de la sensibilidad
artística, en el conocimiento cotidiano de las capacidades de nuestros alumnos
para dignificarlas y elevarlas, en el enriquecimiento de nuestros saberes como
docentes para comprender y analizar cada vez mejor la realidad, son y serán los que nos permitirán día a día
concretar nuestros ideales y nuestros
sueños de formar niños y niñas más libres y solidarias de pensamiento y de
corazón.
Los invitamos entonces a que nos sigan
acompañando, participando activa y respetuosamente, como siempre lo hicieron,
de este nuevo desafío: ser protagonistas junto a nosotros de la construcción de
una nueva historia escolar.